jueves, 18 de septiembre de 2014

Las ventajas de la diversidad cultural

La diversidad de culturas en la población de un país produce una sana diversidad en el uso de la tierra y de todos los demás recursos naturales. La población de los países en desarrollo aventaja a la de los industrializados por su tendencia a la diversidad de culturas Conviene que los encargados de la conservación del ambiente y de la utilización de los recursos naturales traten de aprovechar estas ventajas.
Charles F. Bennett
Charles F. Bennett, de la Universidad de California, Los Angeles, presentó esta ponencia en febrero de 1975, durante el Simposio sobre la Ecología de la Conservación y el Desarrollo de Centroamérica y Panamá, patrocinado por la Organización de Estudios Tropicales de San José, Costa Rica.
El aspecto que con más frecuencia suele pasar desapercibido en la conservación de los recursos naturales y el desarrollo económico es el de la diversidad de culturas del hombre. En otros términos, suele pasar desapercibida la población en general, a pesar de que es evidente que sin seres humanos no puede haber conservación ni desarrollo de los recursos. En efecto, cuando se trazan planes de conservación y desarrollo de los recursos naturales, rara vez el punto de partida de las deliberaciones son las diversas necesidades y aspiraciones de todos los elementos culturales afectados. Por tal motivo, en este artículo se defienden las proposiciones siguientes:
- La conservación y el desarrollo de los recursos naturales son fundamentalmente actividades orientadas al hombre. - El recurso más importante de un país es su población, por lo que debe ser el objeto principal de todo esfuerzo de conservación y desarrollo.
- Hay que considerar la diversidad de culturas como un recurso ecológico, o sea, como un recurso natural que hay que conservar paralelamente a los demás que suelen considerarse más comúnmente en los ecosistemas de que forman parte los seres humanos.
Mis observaciones, en su mayoría, se refieren a Centroamérica y Panamá, pero su alcance y aplicaciones no se limitan a esta parte del mundo.
La importancia de la diversidad en el funcionamiento de los ecosistemas es un principio ecológico firmemente asentado en la actualidad. La diversidad en la mayoría de los casos suele expresarse en términos de variación taxonómica, y es sabido que, en general, los ecosistemas maduros tienden a tener mayor diversidad taxonómica que los que se encuentran en sus primeras etapas serales. Se consideran también otros tipos de diversidad, por ejemplo, la diversidad biogeoquímica, la de nichos, etc. (Odum, 1969). Los ecólogos están cada vez más de acuerdo en que los ecosistemas en general, y los tropicales húmedos en particular, necesitan un grado relativamente alto de diversidad para mantener su estabilidad por mucho tiempo. Como las consecuencias de lo dicho son muy importantes para las labores de conservación y desarrollo, una de las crecientes tendencias de la investigación es determinar los límites mínimos de diversidad ecológicamente segura para dar las orientaciones necesarias a los conservacionistas y quienes propugnan el desarrollo (Farnsworth y Golley, 1974).

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